miércoles, 6 de enero de 2016

Historia de Japón.

Etimología
El nombre Japón (Nippon/Nihon 日本, significado literal: ‘el origen del sol’), tiene un origen chino: pinyin rì běn, Wade-Giles jih pen, el oriente, el lugar desde donde sale el sol. El carácter  es la evolución de un círculo con un punto central que representa al sol, y  representa la raíz de un árbol y también tiene el significado de origen. La expresión «país del sol naciente» hace referencia a esta etimología del nombre en japonés.


El nombre en japonés, Nippon, es utilizado en sellos y en eventos deportivos internacionales, mientras que Nihon se usa comúnmente dentro de Japón. La versión occidental y castellana, Japón, proviene del nombre chino. La palabra empleada en el idioma chino mandarín para denominar al país fue registrada por Marco Polo como Cipangu, probablemente su transliteración de rìběnguó (Wade-Giles jih pen kuo). En el idioma malayo la palabra china se transformó en Japang y fue más tarde adoptada por los mercaderes portugueses en el siglo XVI. Estos últimos fueron los primeros en llevar el nombre a Europa.

Historia de Japón
Japón fue fundado en el siglo VII a.C por el ancestral emperador Jinmu. Durante los siglos V y VI, el sistema caligráfico chino y el budismo fueron introducidos junto con otras costumbres chinas a través de la península coreana o directamente desde China. Los emperadores fueron gobernantes oficiales, pero el verdadero poder permanecía generalmente en manos de poderosas cortes nobles, regentes o shogunes (gobernadores militares). Durante el siglo XVI, mercaderes de Portugal, Holanda, Inglaterra y España llegaron a Japón y fundaron misiones cristinas. A comienzos del siglo XVII, el shogunato comenzó a sospechar de las misiones, considerándolas precursoras de una conquista militar por fuerzas europeas. Como medida de protección, Japón cerró toda relación con el mundo exterior a excepción de contactos restringidos con mercaderes chinos y holandeses en la ciudad de Nagasaki. Este aislamiento se prolongó por 251 años, hasta el año 1854, en que el comodoro estadounidense Matthew Perry forzó la apertura del Japón a Occidente bajo el Tratado de Kanagawa.
Aunque los testimonios escritos de esta civilización datan del siglo I, ya desde el neolítico, pobladores pertenecientes a la raza ainu, habitaron el archipiélago de Japón, provenientes del sudeste de China y de Corea.


Estos primitivos habitantes, debieron replegarse hacia el norte del territorio, pues otros pueblos fueron ocupando el resto del archipiélago.
Los ainu eran corpulentos, con cabellos enrulados, y las mujeres se tatuaban bigotes. Sus viviendas eran construidas con caña y eran cazadores, pescadores y artesanos, trabajando la madera, la cerámica, y realizando tejidos en fibra vegetal.
China ejerció influencia sobre Japón en este primer período, estableciendo vínculos comerciales e imponiendo su cultura. Con Corea, la relación fue de conflictos bélicos.
Este primer período conocido como Jomon, abarcó desde los años 10000 a 3000 a.C.
 En el siglo IV de la era cristiana se constituyó el reino de Japón. Este período es conocido como Yayoi. Desde la India, su país originario, el budismo pasó a China y Corea, y desde allí ingresó a Japón.
En el año 300, se inició una nueva etapa llamada Kofun, donde se consolidó el imperio, bajo la influencia del emperador Jimmu, que desde Kyushu, gran isla ubicada al sur del archipiélago, inició una política expansionista, que llegó hasta Yamato (actual prefectura de Nara) en la isla principal de Japón.
El sistema político en Japón, desde el año 645, fue, por influencia del establecido en China, el de las monarquías absolutas. El Mikado, dinastía japonesa, estableció su capital en Nara, en el año 710, iniciándose el período Nara. Sin embargo el control del estado estuvo en manos de la poderosa familia de los Fujiwaras, que nunca fueron reyes, pero ejercieron influencias decisivas en cuestiones de gobierno. En el año 794, la capital fue trasladada a Heian, actual Kyoto, conociéndose esta etapa como Heian que se extendió desde 794 a 1185.



La familia de los Fujiwaras, fue reemplazada como centro de poder, por la de los Minamoto. En el año 1185, un miembro de esa familia, recibió el título de shogun, de carácter hereditario. La figura del emperador era meramente simbólica.
En torno a esta familia gobernante, se originó una sociedad guerrera y feudal, destacándose los samurai, soldados profesionales dotados de un código de honor, que les imponía la lucha por su señor y su reino, hasta las últimas consecuencias.
Los mongoles, que trataron de apoderarse de las islas, sucumbieron ante las fuerzas japonesas en su primer intento, y por las inclemencias naturales en el segundo, ya que las flotas mongolas fueron destruidas por un violento tifón, llamado a partir de entonces, kamikase, que significa “viento divino”. El nombre de kamikase fue asignado posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, para designar a los pilotos suicidas, que estrellaban sus aviones contra los enemigos.
Japón no mantuvo contacto con occidente hasta mediados del siglo XVI. Los europeos que arribaron hacia el año 1542, les enseñaron a construir fortificaciones y a usar armas de fuego, en una economía que se había mantenido basada en la agricultura, con enfrentamientos bélicos entre clanes.
En el año 1607, los nuevos shoguns, pertenecieron a la familia de los Tokugawa, ejerciendo un mando despótico, con una fuerte intervención estatal.



Si bien en un principio los europeos fueron bien recibidos y el cristianismo prosperó, en 1638, se cerró todo vínculo con Europa, y el cristianismo fue prohibido, siendo vista la cultura de los extranjeros como contraria, opuesta y negativa para la propia. Los puertos fueron cerrados a los europeos, negándose incluso a recibir a los japoneses que residían fuera de su tierra.
Continuaron sin embargo, sus relaciones comerciales con China, y la apertura al mundo occidental, fue lograda a través de los holandeses, quienes los pusieron en contacto con avances científicos, sobre todo con respecto a la medicina.
En 1853, se firmó el Tratado de Kanagawa, debido a un ataque estadounidense, que los obligó a iniciar negociaciones comerciales con occidente.
En el período de la familia Tokugawa, comenzó el proceso de urbanización, con el crecimiento de una clase comerciante, destacándose la ciudad de Yedo.
Los conflictos exteriores cesaron, lo que creó una clase militar ociosa, la población creció de manera considerable y renació el sintoísmo, su religión originaria. En 1867, se produjo el ocaso de la familia Tokugawa y se comenzó un acercamiento al mundo occidental.
Todo cambió cuando el trono japonés fue ocupado por el emperador Mutsu-Hito, conocido póstumamente como el emperador Meiji, en 1867, que transformó a su país en un estado moderno. Los cargos de shogun les habían correspondido a la familia Hojo y en 1336, a la familia Ashikaga desaparecieron con el emperador Mutsu-Hito, que terminó con el predominio de cargos familiares hereditarios. Los japoneses que eran considerados como inferiores, por sus vecinos chinos, apodados por ellos “piratas enanos”, ocuparon Formosa en 1895, tras infringirles una aplastante derrota.
Rusia, una gran potencia militar debió soportar que en 1905, los japoneses la vencieran.
Durante la Primera Guerra Mundial, ocuparon la base alemana de Kiao Tchen, ubicada en la China continental y las islas alemanas al norte del Pacífico.



Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Japón debió aceptar límites en su equipamiento militar, pero los occidentales debieron a su vez, abstenerse de construir bases en una considerable zona del Pacífico.
Japón se había convertido en una potencia naval, y pronto, en una industrial.
Durante la crisis mundial de 1929, la democracia japonesa atravesó un período agónico. Su economía se vio resquebrajada al bajar el precio de su principal producto de exportación: la seda, y el ejército comenzó a dominar la vida política del estado.
Entre 1931 y 1936 se sucedieron campañas militares al norte de China, con una política expansionista basada en el principio alemán, de la necesidad de “espacio vital”. En 1933 se produjo la invasión de Manchuria, al norte de China, donde los japoneses impusieron un gobierno fiel a sus determinaciones (gobierno títere) llamado Manchukuo, y en 1937 se produjo la ocupación de China.
Japón firmó con la Alemania nazi, una alianza en 1936, unidas ambas, por un nacionalismo agresivo.
Enfrentado con Estados Unidos, los japoneses debieron soportar represalias económicas, que culminaron durante la Segunda Mundial, con el ataque de Pearl Harbor por parte de Japón a Estados Unidos.
Esta gran contienda mundial, tuvo su punto culminante, cuando tras la resistencia japonesa y su negativa de rendición, estallaron en su territorio, las fatídicas bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que terminó con los planes imperialistas japoneses.
La ocupación militar de Estados Unidos en el territorio de Japón se extendió hasta 1951. A partir de esa fecha el empeño y el espíritu creativo y trabajador del pueblo japonés, ha colocado a su nación, entre las más ricas, modernas y evolucionadas del planeta, llegándose a hablar de un “milagro económico”.


Este adelanto y su acercamiento al mundo democrático, le permitieron el ingreso a la ONU, el 18 de diciembre de 1956, siendo miembro no permanente del Consejo de Seguridad en ocho oportunidades. Desde 1960, se constituyó como miembro regular del Consejo Económico y Social. Sus costumbres místicas fueron atenuadas, entre ellas, la divinización de su emperador. El Poder Ejecutivo quedó a cargo de un Primer Ministro, actualmente, desempeñado por Junichiro Koizumi. El Legislativo en la Dieta, formada por la Cámara de Representantes y la de Consejeros, donde tiene preeminencia el PLD (Partido liberal democrático). El Poder Judicial está constituido por la Corte Suprema de Justicia y tribunales inferiores.
En 1972 recuperaron la isla de Okinawa, en poder de Estados Unidos.
En 1992, se permitió legalmente la participación de las fuerzas japonesas en las operaciones de paz de la ONU, siguiendo en el camino de cooperación a nivel internacional, luchando a favor del desarme y en pro de la paz y la seguridad, aportando cuotas obligatorias, voluntarias y recursos humanos.

Desde hace años, Japón ha presionado por ingresar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. A comienzos de este año, 2007, Condoleezza Rice, Secretaria de Estado norteamericana ha respaldado esta posibilidad, pero a cambio de que Japón deje de boicotear el ingreso de carne proveniente de Estados Unidos, alegando que las vacas americanas se encuentran infectadas.

Japón y su geografía.


Japón está situado en el extremo oriental de Asia, frente a las costas de China, Taiwán, Corea del Sur y Rusia. Se trata de un archipiélago volcánico que se extiende desde los 23º 30’ N hasta los 45º 30’ N y entre los 131º E y los 146º E. Limita al oeste con el océano Pacífico, y al este con el Mar del Este (o Mar de Japón), el mar de China y el mar de Okhotsk. Comprende más de 3.400 islas de muy variado tamaño. Las cuatro islas mayores son Hokaido, Honshu u Hondo o Nipón, Shikoku y Kyushu, y suman el 97% del territorio. Honshu suma el 61% del territorio, y las cuatro quintas partes de la población. Tiene una superficie de 377.835 km², y 29.751 km de costa. De norte sur se extiende más de 2.600 km.


Japón es un archipiélago formado por cuatro islas principales que se extienden a lo largo de la costa asiática este de Océano Pacífico. Las islas principales, de norte a sur, son Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu. Las islas de Mairuppo (800 km al noroeste de Hokkaido) y Okinawa (600 km al sudoeste de Kyushu) les siguen en magnitud. Otras 3 000 islas pequeñas se encuentran incluidas también en el archipiélago.





Relieve
Las islas japonesas son, en realidad, las escarpadas cimas de una gran cordillera que se alsa desde el fondo del mar, cerca de las fosas de Japón y de Bonin, donde las profundidad del océano supera los 9 000 metros. Cerca del 73% del país es montañoso, por lo general cubierto de bosques, por profundas gargantas donde la rápida corriente forma cascadas.

Cada isla cuenta con su propia cadena montañosa. La montaña más alta de Japón es el Monte Fuji (Fujisan), a 3 776 metros de altura sobre el nivel del mar, le sigue Kita-dake, con 3 193 metros. Debido a que exista muy poco terreno llano en Japón, muchas colinas y laderas son aprovechadas en su totalidad para el cultivo.
Como Japón se encuentra situado en una zona de mucha actividad volcánica, resultan frecuentes temblores de pequeña magnitud y actividad volcánica ocasional. Terremotos destructivos ocurren varias veces cada siglo, resultando a menudo en tsunamis. Debido a esta intensa actividad sísmica, su orografía posee cierta particularidad como consecuencia de lo mencionado. Cadenas y montañas de volcanes se suceden ocupando la mayor parte del territorio dando a las islas una configuración arqueada, parecida a una media luna, donde destaca como punto álgido al Monte Fuji. Más de 150 montañas japonesas son volcanes de gran tamaño y 60 de ellos todavía siguen en actividad.



El Asama es el volcán más activo de todo el archipiélago, está situado en la isla de Honshu a aproximadamente 100 km de Tokio, tiene una altura de 2 542 metros.

Clima
Japón, por la posición y la longitud del país, tiene cierta variedad de climas, aunque el principal es el clima subtropical húmedo, que es más caluroso en el sur y mucho más frío en el centro y norte. En el límite septentrional encontramos el clima de los bosques boreales y la tundra. En general, Japón posee un clima en la que las cuatro estaciones están bien definidas.

Japón tiene veranos calurosos y húmedos e inviernos fríos pero cortos. Las precipitaciones son abundantes, y en invierno, normalmente, en forma de nieve. El clima está dominado por las masas de aire tropical marítimo, procedentes del oeste del anticiclón hawaiano, y las masas de aire polar continental y ártico.
El anticiclón siberiano y las bajas presiones del Pacífico actúan, sobre todo, en invierno. Traen masas de aire frías que atraviesan el país de oeste a este, provocando inmensas nevadas en el oeste del país. Las grandes cadenas montañosas que dividen las islas hacen que la mayor parte de la precipitación se quede en la mitad oeste, por lo que la costa este es notablemente menos lluviosa. Se produce, así, una disimetría entre este y oeste, con inviernos secos y claros en el este y nubosos y fríos en el oeste.
Ocasionalmente, sobre todo en la mitad sur, Japón se ve azotado por violentos tifones.


La abundancia de lluvias permite la existencia de una vegetación exuberante, los bosque lujuriosos cubren todo el país, incluso las montañas. Se trata de una vegetación casi propia del bosque tropical, que va perdiendo especies a medida que nos desplazamos al norte; frondosos y coníferas: castaños, hayas, arces, tuyas, pinos rojos y laricios, junto con abedules y fresnos. En el oeste encontramos los bosques de coníferas, junto con bambúes, magnolios y castaños verdes.
En Japón los jardines tienen mucha influencia en el diseño de paisajes. Reproducen, en miniatura y estilizadas, las formas naturales. Se han seleccionado, para ello, las variedades enanas, y se ha desarrollado la técnica del bonsai.



Población
Japón tiene unos 127.500.000 de personas lo que da una densidad demográfica de unos 337 h/km². Se trata de una población moderna que ha terminado la transición demográfica. Es un población muy envejecida. Tan sólo el 14% de la población tiene menos de 15 años, el 65% tiene entre 15 y 65 años y el 21% más de 65 años. El crecimiento de la población es negativo, sobre el -0,14% anual. La tasa de natalidad es muy baja, sobre el 8‰, lo que da una tasa de fertilidad del 1,2‰. La tasa de mortalidad es muy baja, sobre el 9‰, y mucho más baja es la tasa de mortalidad infantil, que no llega al 3‰, como corresponde a un país en el que la sanidad de calidad llega a todas las capas de la sociedad. La esperanza del vida al nacimiento es de unos 82 años.





El 98,6% de la población es de origen japonés. Apenas hay asentadas minorías de otros países, y sólo se reconocen, dentro del país dos etnias, los ainu y los ryukyuans, y algunos grupos sociales minoritarios como los burakumin. Se trata, pues de una sociedad muy homogénea, que habla toda ella japonés, aunque el inglés es conocido por la mayor parte de la sociedad, en la que los lazos de sangre son importantes para establecer relaciones sociales. Los no japoneses se sienten discriminados en el país. Los inmigrantes son muy pocos, apenas unos 200.000 europeos y norteamericanos nacionalizados, y minorías de chinos, coreanos, filipinos, indonesios, tailandeses y vietnamitas. También existen unos 50.000 trabajadores temporales indios, fruto de los acuerdos comerciales entre la India y Japón. A ellos se suman los procedentes de Bangladesh, Irán, Afganistán, Pakistán, Brasil, Ecuador, México y Perú. Las personas extrajeras tiene ciertas restricciones legales, y no están bien vistas por la sociedad, incluidos sus descendientes y a pesar de las mezclas con los oriundos.

En Japón la población está irregularmente repartida. Sus 337 h/km² le convierten en uno de los países más densamente poblados del mundo. En general las zonas más pobladas son las costas, y el sur más que el norte. La costa del Pacífico es la más poblada, allí se encuentran las grandes megalópolis. La isla de Hokaido y el noreste de Honshu son las menos densamente pobladas.


Sitios turísticos recomendados de Japón.

Japón es una mezcla de energías y panorámicas. La gran cantidad de matices de este destino  lo transforman en uno de los más visitados del mundo recibiendo alrededor de 8 millones de turistas promedio cada año.

Tokio:

Tokio es el principal destino turístico de Japón. Sus principales atracciones resultan de una mezcla de cultura, sociedad y política, cualidades que dotan a esta ciudad de un carácter propio y especial para cualquier visitante. Sin dudas, Tokio es un destino inolvidable.


Nikko:

Es una ciudad empapada de cultura y religión.  Declarada “Patrimonio de la humanidad” por la UNESCO, su historia está íntimamente asociada a los  Shoguns de Tokugawa. Además, posee un parque nacional que roza la espectacularidad.


Kamakura:

Posee una de las mejores colecciones de santuarios y templos. Es muy famosa por su enorme estatua de Budha. Indefectiblemente, Kamakura es una ciudad que no puedes dejar de visitar.



Kioto:

Kioto es el segundo destino turístico más popular de Japón.  Su fama se debe principalmente a sus excelentemente preservados sitios históricos (15 de ellos declarados patrimonios de la humanidad por la UNESCO).  Kioto fue capital de Japón y residencia del emperador (desde el año 794 hasta 1868) y es la fuente en varios aspectos de la cultura japonesa como la conocemos actualmente. Kioto posee muchas atracciones y es un lugar de visita obligada si viajas a Japón.



Osaka:

Osaka es otra vibrante gran ciudad Japonesa. Es uno de los puertos y centros comerciales más importantes de Japón.  Combina historia y modernidad. Osaka es sin lugar a dudas  un destino que no puedes pasar por alto.



Hiroshima:

La moderna Hiroshima es conocida como un lugar  de Paz. Destruida por una bomba atómica durante la segunda guerra mundial, Hiroshima tiene como principales atractivos  su Parque de Paz y Museo de la Memoria. No olvides visitar las cercanas Islas de  Miyajima y su famosa y brillante Puerta de Torii.



Nara:

Nara es un hermoso lugar con espléndidos templos que representan perfectamente lo mejor de la  cultura Budista.  Se encuentra muy cerca de Kioto y Osaka.  Simplemente  “un lugar imperdible”.



Nagasaki:  

Nagasaki fue uno de los puertos más importantes durante el mundo antiguo en el siglo XVII y el punto de encuentro entre Japón y el mundo Occidental. Este cruce cultural hace de Nagasaki “la ciudad más Europea de todo el Japón”. Nagasaki fue parcialmente destruida por una bomba nuclear durante la segunda Guerra Mundial.  Entre sus principales atractivos cabe resaltar su  “Parque de la Paz” y su templo Sofuku-ji con su peculiar y bella arquitectura que recuerda a los templos chinos. Lugares turísticos de Japón: los 7 más espectaculares.

Gastronomía japonesa.

La cocina japonesa destaca por su variedad y su delicioso sabor.
Esta es una lista de algunos de los platos más típicos de la gastronomía de japón:

Sushi (寿司). Es la comida japonesa más conocida fuera de Japón. Consiste en una base de arroz con pescado o marisco crudo o semi-cocinado y otros ingredientes tales como verduras y huevo. Existen diferentes tipos de sushi, los denominados makisushi se encuentran envueltos en alga nori. El sushi se acompaña de salsa de soja, wasabi y gengibre marinado.
Onigiri (おにぎ).Triángulos de arroz envuelto en alga nori y rellenos de diferentes cosas.

Tofu (豆腐). El tofu es un alimento preparado a partir de la leche de soja, con textura y características similares al queso fresco. Existen diversas formas de cocinar y servir el tofu, tanto en platos fríos como calientes. Algunos de los platos más famosos son agedofu y mabudofu, aunque este último es originario de China, se ha vuelto muy popular en Japón.

Sopa de miso (噌汁). Presente en casi todas las comidas en Japón, como su nombre indica, consiste en una sopa de miso o pasta preparada a partir de la soja disuelta en dashi o caldo de pescado. Otros ingredientes comunes son el tofu y el alga wakame.

Tsukemono (漬物).Diversas verduras encurtidas que se comen como acompañamiento o para picar.

Edamame (枝豆). Plato consistente en judías verdes cocidas con sal, se come como aperitivo en los izayaka o bares japoneses.

Algas (海草). Wakame, hijiki, nori. Diferentes tipos de algas se utilizan habitualmente en la cocina japonesa.

Curry japonés (カレーライス). Estilo de curry al estilo japonés, muy popular en Japón.

Karaage (から揚げ). Pollo frito marinado en soja y gengibre al estilo japonés.

Tempura (天ぷら). Combinación de fritura de verduras y marisco rebozados.


Tonkatsu (豚カツ). Filete de cerdo empanado y cortado en trozos para comer con palillos, normalmente acompañado de col u otras verduras.

Katsudon (かつ). Al igual que el tonkatsu, el katsudon es un filete de cerdo empanado, pero servido sobre arroz con huevo revuelto y especias por encima.

Okonomiyaki (お好み焼き). Especie de tortilla con diferentes ingredientes mezclados con harina y hechos a la plancha. Tipica de la región de Kansai y con diferentes variantes.

Takoyaki (たこ). Comida consistente en bolas de harina fritas rellenas de un trocito de pulpo. Junto al okonomiyaki, es una de las comidas típicas de Kansai.

Yakisoba (焼きそば). Fideos de harina de trigo fritos con verduras y, en algunos casos, cerdo.

Yakitori (焼き鳥). Pinchitos de pollo a la brasa con salsa. Se venden en puestos callejeros por todo el país.

Gyoza (餃子). Empanadillas rellenas de diferentes ingredientes como verduras, carne o gambas.

Nabe (). Nabe significa olla en japonés y hace referencia al tipo de comida cocinada en este recipiente. Es una especie de guiso al que se añaden ingredientes al gusto. Existen diferentes tipos según los ingredientes y las salsas utilizadas para el caldo.

Sukiyaki (すき焼き). Estilo de nabe donde la característica principal es mojar los ingredientes salidos de la olla en un bol de huevo crudo antes de comerlos.

Shabu-shabu (シャブシャブ). Estilo de nabe con un sabor menos dulce que el sukiyaki y sin utilizar el huevo crudo.

Oden (おでん). Otro tipo de guiso con un sabor y unos ingredientes característicos.

Soba (そば). Fideos finos de trigo que se sirven fríos con una salsa para mojar o en sopa.

Ramen (ーメン). Fideos originarios de China que se sirven en sopa caliente.

Udon (うどん). Fideos gruesos.

Okinawa soba (縄そば). Sopa de fideos característica del archipiélago de Ryukyu, se sirve con 
trozos de carne de cerdo y otros ingredientes.

Somen (). Variante de fideos muy finitos que se sirven generalmente fríos con una salsa separada para mojar.

Dorayaki (どら焼き). Postre consistente en dos trozos de bizcocho rellenos de anko o pasta dulce de azuki o judías rojas.

Mochi (). Postre elaborado de pasta de arroz dulce. Existen muchas variantes; relleno de dulce, con helado, etc.

Matcha (抹茶.  Té verde japonés.

Sake (). Aunque en occidente la palabra hace referencia al licor de arroz típico de Japón, en Japón hace referencia a cualquier tipo de bebida alcohólica.

Fuentes consultadas.